El estrés, la falta de sueño, una alimentación inadecuada y la escasa actividad física suelen ser las principales causas de esa sensación de fatiga constante que hace que, llegar al final del día, se vuelva un desafío. Por fortuna, existen métodos efectivos para recuperar y aumentar tus niveles de energía de manera natural y duradera.
Si tu médico ha descartado problemas de salud graves o efectos secundarios de medicamentos como causa de tu cansancio, algunos ajustes en tu estilo de vida pueden marcar una gran diferencia. Pon en práctica estos 10 consejos para revitalizarte y mantener la energía a lo largo del día.
1. Duerme lo suficiente
El sueño adecuado es esencial para que puedas realizar tus actividades cotidianas con la energía necesaria. No dormir lo suficiente puede llevar a una sensación de agotamiento, mal humor y cansancio al día siguiente, afectando tu estado físico y mental.
Los expertos recomiendan dormir entre siete y ocho horas por noche, para asegurar un descanso reparador y favorecer la salud en general. Además, un buen sueño permite que el cuerpo reponga sus reservas de energía y recupere su vitalidad.
Para mejorar la calidad del sueño, establece un horario regular para acostarte y crea un ambiente propicio para el descanso, eliminando ruidos y luces. Antes de ir a la cama realiza actividades relajantes como darte un baño, leer o escuchar música y limita el uso de dispositivos electrónicos.
Además, las siestas cortas durante el día pueden ser beneficiosas cuando sientas que ya no puedes más. De todos modos, debes limitarlas a 15 o 20 minutos y no más, para evitar la somnolencia prolongada y el cansancio adicional. Dormir una hora o más durante el día podría aumentar el cansancio e interferir con el sueño nocturno.
2. Come bien
Si te sientes muy cansado, aletargado y con poca fuerza, mejorar tus hábitos alimenticios podría ser la clave para recuperar la vitalidad. Seguir una dieta equilibrada no solo reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, sino que también puede incrementar tus niveles de energía diarios.
Intenta reducir el consumo de alimentos procesados, carbohidratos simples y ricos en azúcar. Aunque estos productos pueden ofrecer un impulso de energía inmediato, su rápida absorción suele ir seguida de una caída brusca que te deja cansado y sin fuerzas.
En su lugar, elige alimentos integrales, frescos y nutritivos que aporten a tu cuerpo las vitaminas y minerales esenciales para un funcionamiento óptimo. Los carbohidratos complejos y las proteínas magras se digieren de manera más lenta, proporcionando una fuente de energía constante y duradera.
Además, evita saltarte comidas o restringir calorías, ya que la falta de nutrientes suficientes puede provocarte fatiga constante, ansiedad y falta de concentración. No te saltees el desayuno y aliméntate de manera adecuada a lo largo del día.
3. Bebe mucha agua
La deshidratación puede afectar —de manera negativa— la función cerebral, el estado de ánimo y los niveles de energía. La falta de agua también dificulta la circulación sanguínea, obligando al corazón a esforzarse más para suministrar oxígeno al cuerpo. Incluso una leve falta de agua puede provocar fatiga, reducir la concentración y disminuir el rendimiento físico.
Para tener energía a lo largo de tu día procura beber agua de manera regular, en especial, durante el ejercicio o cuando hace calor. Se recomienda consumir aproximadamente tres a cuatro litros de líquidos al día, considerando tanto bebidas como alimentos con alto contenido de agua.
El agua es la mejor bebida para mantenerte hidratado. La leche, el jugo, las infusiones de hierbas, el café y el té sin cafeína también pueden ayudar a aumentar el coeficiente de líquidos en tu cuerpo.
4. Usa la cafeína a tu favor
La cafeína es un estimulante natural que puede aumentar la alerta mental, mejorar la memoria y el estado de ánimo. Consumir una taza de café por la mañana puede ser útil para comenzar el día con energía.
Sin embargo, su consumo debe ser moderado y prudente, ya que sus efectos pueden durar hasta siete horas. Si se toma en la tarde o la noche puede interferir con los patrones de sueño, conducir al insomnio y, eventualmente, a una mayor fatiga durante el día.
Consumir grandes cantidades o añadirle azúcares puede llevar a un ciclo de picos de energía seguidos de caídas abruptas que incrementan el cansancio. Aunque puede parecer un aliado para mejorar la energía y la concentración, es importante evitar excesos.
Aunque el café es el producto más conocido que contiene cafeína, también está presente en otras bebidas como el té, los refrescos, las bebidas energéticas, algunos analgésicos y los remedios a base de hierbas.
5. Evita el alcohol
Aunque puedas creer que tomarte unas copas puede avivar tu energía o ayudarte a descansar mejor, no es tan así. El alcohol, en realidad, aumenta la sensación de relajación, letargo y somnolencia.
Si lo tomas durante la noche afectará tu descanso. El alcohol actúa como un diurético, lo que puede aumentar la necesidad de orinar y levantarte a cada rato de la cama. Además, interfiere con las fases profundas del sueño, lo que disminuye la calidad del descanso y puede dejarte con menos energía al despertar.
Si quieres recuperar tu energía y descansar bien, limita el consumo de alcohol, sobre todo, antes de acostarte. Además, procura no abusar de esta sustancia y evita ingerirlo en momentos que pueda afectar tu rendimiento físico y mental.
6. No fumes
Fumar tiene un impacto negativo en la salud y también afecta la calidad del descanso. La nicotina presente en los cigarrillos acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión arterial y activa las ondas cerebrales relacionadas con la vigilia, lo que dificulta la conciliación del sueño y puede interrumpirlo una vez que te has dormido.