En los USD 200.000 millones en efectivo dentro del país fuera del circuito económico podría estar la respuesta que el equipo económico precisa para volver a acumular divisas. Todas las otras opciones requieren más tiempo.
Si bien todos los dólares suman para un Banco Central con reservas netas negativas, el blanqueo de capitales que lanzó el Gobierno aparece como la apuesta oficial más inmediata para acumular divisas. El discurso del equipo económico incluyó distintas alternativas para engordar las arcas del Central, desde fondos frescos que llegan del FMI, préstamos de bancos internacionales, aceleración de las exportaciones, inversiones a través del RIGI y algunas otras. Pero los dólares del colchón están más cerca y, gracias al blanqueo, podrían tardar mucho menos en llegar.
Un informe de la consultora 1816 explica que el blanqueo en marcha apunta a “movilizar dólares” y no a otra cosa. “El principal objetivo de este blanqueo no es aumentar la recaudación impositiva y por eso es tan barato (...) Tampoco parece diseñado para reducir la brecha, porque la multa se paga directamente en dólares, es decir, no genera demanda de pesos pero sí aumentará las reservas netas”.
Si bien esos dólares pueden reactivar la actividad económica y sacarla de la recesión, el diseño del blanqueo apunta a que los USD 200.000 millones que se estima que hay en efectivo, los famosos dólares del colchón, se regularicen y queden depositados dentro del sistema. Para ello, destaca 1816, la flexibilidad es total: el depositante no paga multas hasta USD 100.000, tiene muchas opciones para invertir y puede combinarlas siempre que los deje depositados hasta diciembre de 2025. Incluso puede retirarlos antes de la fecha y pagar la penalidad, que es del 5% (en el blanqueo de Macri, en 2016, era del 10%).
La única estimación oficial acerca de cuánto aparece en el último Staff Report del FMI, en el que consta que el Gobierno le informó al Fondo que espera recaudar un 0,3% del PBI, lo que tomando la penalidad del 5% “implicaría que se blanqueen más de USD 40.000 millones considerando que no pagan multa ni los primeros USD 100.000 regularizados ni los stock que vayan a las cuentas especiales”.
La clave del blanqueo no es solo cuánto va a ingresar, sino también cuándo. La fecha límite para ese blanqueo minorista, en cash y sin multas, terminará el 30 de septiembre. Los bancos ya abrieron las cuentas especiales pero el proceso es lento y los fondos empezarán a acumularse poco antes de la fecha de cierre y, con ello, impactar en las reservas.
En un documento de FIEL, el economista Daniel Artana explica que es difícil hacer una estimación, “pero luego de cuatro años de regulaciones e impuestos intrusivos y excesivos debería haber fondos que quieran volver al circuito legal. En todo caso, habrá que ver qué porcentaje de esos fondos se reingresa al país.”
Los tiempos son un factor importante para quitarle relevancia a las otras opciones que hoy tiene el gobierno para acumular reservas en el Banco Central y con ello darle a los mercados dos señales: que la salida del cepo está más cerca y que tiene los dólares necesarios, tal como ya dijo, para pagar los próximos compromisos, en particular los de enero próximo: capital e intereses de los bonos en dólares.
RIGI
Una de esas alternativas son las inversiones que ingresarán a través del RIGI, donde el Gobierno se jacta de contar con varios proyectos cuantiosos anunciados. Pero los tiempos no ayudan: “La demora en reglamentar la ley y los tiempos que insume presentar los informes técnicos requeridos más ejecutar las inversiones sugieren que no habrá un ingreso significativo de dólares en lo que resta del año”, explicó Artana.
Tampoco hay grandes expectativas por recibir fondos frescos por parte del Fondo Monetario en el marco de la renegociación de un nuevo acuerdo. Es difícil que el FMI acceda a ello mientras no se avance en dos cuestiones que siempre critica en sus informes: quitar el dólar blend para los exportadores y eliminar las restricciones cambiarias.
La posibilidad de que el Fondo aporte ese dinero fue enfatizada desde el discurso oficial durante gran parte del año y luego se fue diluyendo, al tiempo que se cambiaba el discurso: la necesidad de conseguir dólares fue transformándose en la necesidad de secar la plaza de pesos.
La puesta en marcha de un préstamo repo con un grupo de bancos internacionales también luce difícil de implementar en el corto plazo. Esta semana, Bloomberg informó que el Gobierno ya inició esas gestiones con Santander por un monto de USD 1.000 millones, algo que no fue confirmado ni desmentido por el banco español. “Tal vez esa noticia sea una punta de lanza para ver si se empieza a negociar en serio. Mientras haya un riesgo país de 1.500 puntos, es muy complejo que prospere un préstamo de esa clase, y menos con los montos que se necesita para salir de las reservas netas negativas”, explicaron en otro banco.
El incremento de las exportaciones tampoco ayuda para acumular reservas. Tras un julio con números en rojo, en lo que va de agosto el BCRA tuvo compras netas por modestos USD 200 millones en el mercado. Con la fase 2 de su plan, el equipo económico privilegió otro objetivo, el de reducir la brecha cambiaria. Por eso, vende en el segmento financiero los dólares que ya compró en el mercado mayorista.
El mecanismo vuelve aún menos atractiva la liquidación para los exportadores, ya que hace bajar el contado con liqui, donde ponen el 20% de sus divisas. De ese modo, el agroexportador sigue esperando que pase una de tres cosas para acelerar sus ventas: que suba el precio de la soja (hoy, un 30% por debajo que un año atrás), que se desarme el cepo o que haya alguna baja en las retenciones. Por ahora, nada de eso parece estar cerca.