El uso de protector solar y repelente en los niños es fundamental para prevenir daños y lesiones. Por eso, la forma de aplicarlos requiere de mucha atención.
La protección de la piel infantil frente a los efectos nocivos del sol y los insectos es fundamental para la salud y el bienestar. Por lo tanto, aplicar de manera adecuada el protector solar y el repelente es esencial para prevenir daños cutáneos y enfermedades transmitidas por diversos insectos.
¿Por qué es importante aplicar protector solar y repelente a los niños?
La piel de los niños es especialmente sensible a los rayos ultravioleta (UV) del sol y a las picaduras de insectos. De hecho, la exposición excesiva al sol puede incrementar el riesgo de sufrir quemaduras, daño celular y, a largo plazo, desarrollar cáncer de piel.
De manera similar, las picaduras de insectos pueden ocasionar molestias, reacciones alérgicas y, además, transmitir enfermedades como el dengue o la fiebre del Zika. No obstante, es importante destacar que aplicar de forma correcta el protector solar y el repelente puede reducir de manera significativa todos estos riesgos.
Aplicación correcta del protector solar
La American Academy of Dermatology recomienda el uso de un protector solar con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, resistente al agua y de amplio espectro (que proteja contra los rayos UVA y UVB).
En este sentido, elegir productos de calidad es crucial para lograr la seguridad de tu hijo. Además, pon en práctica los siguientes consejos al momento de aplicar el producto.
- Elige el momento adecuado: aplica protector solar al menos 30 minutos antes de la exposición al sol para permitir que la piel lo absorba de forma correcta, así lo explica una publicación en la revista Principles and Practice of Pediatric Infectious Diseases.
- Utiliza la cantidad suficiente: usa una cantidad generosa de protector solar para cubrir todas las áreas de la piel expuestas al sol, incluyendo cara, cuello, brazos y piernas.
- Reaplícalo con frecuencia: vuelve a aplicarlo cada 2 horas, en especial, después de nadar o sudar. Incluso los productos «resistentes al agua» se desgastan con el tiempo.
- Presta atención a zonas olvidadas: no debes olvidar aquellas áreas siempre pasadas por alto, como orejas, empeines y la parte posterior del cuello. Estas son muy sensibles y también requieren de protección solar.
- Implementa protección adicional: viste a tu hijo con ropa protectora, sombreros de ala ancha y gafas de sol para aumentar la protección.
Aplicación posterior de repelente
De acuerdo con la Healthy Children Organization y siguiendo las sugerencias de la American Academy of Pediatrics, los repelentes deben contener ingredientes aprobados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), como DEET, picardina o aceite de eucalipto limón.
Asimismo, es importante que leas detenidamente las etiquetas para asegurarte de que los productos sean seguros para la edad de tu hijo y considera los siguientes consejos.
- Utiliza una cantidad moderada: aplica repelente solo en las áreas de piel expuesta y evita aplicarlo cerca de ojos, boca y heridas.
- Enjuaga el producto: lava la piel de tu hijo con agua y jabón después de que no sea necesario el repelente, para evitar acumulación excesiva en la piel.
- Evita las manos: la organización Neumors Kidshealth aconseja no aplicar repelente en las manos de los niños, ya que podría entrar en contacto con los ojos o la boca si se frotan la cara.
- Interviene en la aplicación: ayuda a los niños más pequeños a aplicar el repelente para verificar que se distribuya de forma uniforme y reducirá el riesgo de ingestión accidental.
¿Cómo influye el orden de aplicación de ambos productos?
El orden en el que se apliquen el protector solar y el repelente juega un papel crucial en garantizar su eficacia. En términos generales, se sugiere aplicar el protector solar antes y luego el repelente.
Esta recomendación se basa en que la aplicación simultánea del repelente y el protector solar podría disminuir la efectividad de este último. Además, dado que es más común volver a aplicar el protector solar con mayor frecuencia que el repelente, poner primero el protector solar asegura una protección continua y adecuada.
¿Es necesario reaplicarlos?
La frecuencia de aplicación puede variar según diversos factores, como la intensidad del sol, la actividad física y la resistencia al agua de los productos. En líneas generales, se recomienda volver a aplicar el protector solar cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar.
Por otra parte, el repelente suele tener una duración de efecto más prolongada, pero también es necesario volver a aplicarlo si tu hijo suda en exceso o se moja.
Al aplicar protector solar y repelente en niños, es fundamental prestar especial atención a las zonas más expuestas al sol y a las picaduras de insectos. Esto engloba la cara, los brazos, las piernas y el cuello. De igual manera, es crucial seguir las instrucciones en las etiquetas de los productos para obtener una guía más precisa sobre su aplicación.